Sí, San Pietro era como el soggiorno de la casa. Lo que te salía era estar allí el mayor tiempo posible, cerca de un Papa que hasta entonces era "el único conocido". Y rezar, rodeada de tanta gente que hacía lo mismo: rezar. Fueron unos días inolvidables. Como inolvidable fue la corrida -rodada, diré con más precisión- hasta San Pedro el 19, para er la fumata bianca y saludar al nuevo Papa, que nos sorprendió con su cercanía y humildad. Este nuevo gran Papa también nos hizo mirar a Dios desde el primer momento. Podría seguir escribendo recuerdos de esos días, pero me esperan montañas de papeles en los que trabajar. Será otra vez...
2 comentarios:
Sí, San Pietro era como el soggiorno de la casa. Lo que te salía era estar allí el mayor tiempo posible, cerca de un Papa que hasta entonces era "el único conocido". Y rezar, rodeada de tanta gente que hacía lo mismo: rezar. Fueron unos días inolvidables.
Como inolvidable fue la corrida -rodada, diré con más precisión- hasta San Pedro el 19, para er la fumata bianca y saludar al nuevo Papa, que nos sorprendió con su cercanía y humildad. Este nuevo gran Papa también nos hizo mirar a Dios desde el primer momento. Podría seguir escribendo recuerdos de esos días, pero me esperan montañas de papeles en los que trabajar. Será otra vez...
Gracias Pelay por el comentario. Hoy tomaremos el té chez toi con waffles con chocolate caliente, se dice por estos lares.
papá
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