Antes que nada agradecer a pensarporlibre que me dio la idea. Pero además de pasar unos minutos divertidos, agradecer a las babysitter (o canguros, como dicen en la película) que pasaron por casa tantas veces. No las voy a nombrar porque temo olvidarme de alguna y sería una injusticia. Pero sí debo nombrar a Coca, santa Coca, como le decía la tía Mónica. Los más grandes de la siuver III seguro que recuerdan a esta mujer excepcional, que tanto nos ayudó a pesar de sus años. Era la segunda esposa de mi abuelo materno, viudo de la primera, Nonna. ¡Cuántas correrías no hubieran sido posibles en aquellos años sin Coca! ¡Cuántos Irefas!
2 comentarios:
Que razón tiene querido amigo, yo aún recuerdo cuando estuve destinado en el Pais Vasco, alla por el año 88`, como incluso mi jefe de Batallón hizo de niñera para que Begoña y yo pudiesemos salir una noche.
En cuanto a la imagen del gato,no es ni por la vida pasada ni por la fututa Ja,Ja, era el gato de mi suegra, al que odiaba pero cuando murio (el gatito) me dio pena la tristeza que le quedo a mi suegra y decidi ponerlo.
Por cierto, Juan, si le parece enlazar este ensayo que hice sobre la familia en su blog de la familia, lo puede hacer con toda libertad.
http://berabe.blogspot.com/2005/11/la-familia-es-como-es.html
Amigo:
Muy bueno lo del gato.
Y ese jefe de Bn. merece al menos un capítulo. No es fácil encontrarse con uno de ellos recorriendo la plaza de armas, al menos por estas tierras.
Juan
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