Desde BCN

Lorenzo aprovecha el paseo de verano para comerse una zanahoria. Sus vitaminas lo fortalecen, le ayudan a cortar los dientes y sobre todo le darán una vista de águila. La mamá y la abuela tranquilas porque parece que le entretiene y le gusta. Hasta se adivina una sonrisa pícara por detrás.

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Pero aterricemos, querido nieto. Tienes unos tíos paternos muy gamberros, como dirían los españoles. En especial me refiero al médico. Muy bestia el pobre. Sus comentarios han sido lamentables. Le haces acordar al caballo de Terence Hill, que luego de que su dueño lo vendía a un incauto, se escapaba y volvía con el bueno de Terence, que le premiaba con una zanahoria, compartida con mucho gusto. Para volver a venderlo una vez más.

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¿Qué puedo decirte Lorenzo? Por ahora estás a salvo, BCN no está a la vuelta de la esquina. Pero al menos, ya te voy alertando del ganado que tenemos por estas tierras. Muy bestias, muy bestias.