SECULARISMO Y FE- "En la situación multicultural en la que todos estamos, se ve que una cultura europea que fuera únicamente racionalista no tendría la dimensión religiosa trascendente, no estaría en condiciones de entablar un diálogo con las grandes culturas de la humanidad, que tienen todas ellas esta dimensión religiosa trascendente, que es una dimensión del ser humano. Por tanto, pensar que hay sólo una razón pura, antihistórica, sólo existente en sí misma, y que ésta sería «la» razón, es un error; descubrimos cada vez más que toca sólo una parte del hombre, expresa una cierta situación histórica, pero no es la razón en cuanto tal. La razón, como tal, está abierta a la trascendencia y sólo en el encuentro entre la realidad trascendente, la fe y la razón, el hombre se encuentra a sí mismo (...). diría que la presencia del secularismo es algo normal, pero la separación, la contraposición entre secularismo y cultura de la fe es anómala y debe ser superada. El gran reto de este momento es que ambos se encuentren y, de este modo, encuentren su propia identidad". (Mensaje en el avión papal, 11 mayo 2010).
LOS SUFRIMIENTOS DE LA IGLESIA- "Los ataques al Papa y a la Iglesia no sólo vienen de fuera, sino que los sufrimientos de la Iglesia proceden precisamente de dentro de la Iglesia, del pecado que hay en la Iglesia. También esto se ha sabido siempre, pero hoy lo vemos de modo realmente tremendo: que la mayor persecución de la Iglesia no procede de los enemigos externos, sino que nace del pecado en la Iglesia y que la Iglesia, por tanto, tiene una profunda necesidad de volver a aprender la penitencia, de aceptar la purificación, de aprender, de una parte, el perdón, pero también la necesidad de la justicia. El perdón no sustituye la justicia. En una palabra, debemos volver a aprender estas cosas esenciales: la conversión, la oración, la penitencia y las virtudes teologales. De este modo, respondemos, somos realistas al esperar que el mal ataca siempre, ataca desde el interior y el exterior, pero también que las fuerzas del bien están presentes y que, al final, el Señor es más fuerte que el mal, y la Virgen para nosotros es la garantía visible y materna de la bondad de Dios, que es siempre la última palabra de la historia". (Mensaje en el avión papal, 11 mayo 2010).
LOS SUFRIMIENTOS DE LA IGLESIA- "Los ataques al Papa y a la Iglesia no sólo vienen de fuera, sino que los sufrimientos de la Iglesia proceden precisamente de dentro de la Iglesia, del pecado que hay en la Iglesia. También esto se ha sabido siempre, pero hoy lo vemos de modo realmente tremendo: que la mayor persecución de la Iglesia no procede de los enemigos externos, sino que nace del pecado en la Iglesia y que la Iglesia, por tanto, tiene una profunda necesidad de volver a aprender la penitencia, de aceptar la purificación, de aprender, de una parte, el perdón, pero también la necesidad de la justicia. El perdón no sustituye la justicia. En una palabra, debemos volver a aprender estas cosas esenciales: la conversión, la oración, la penitencia y las virtudes teologales. De este modo, respondemos, somos realistas al esperar que el mal ataca siempre, ataca desde el interior y el exterior, pero también que las fuerzas del bien están presentes y que, al final, el Señor es más fuerte que el mal, y la Virgen para nosotros es la garantía visible y materna de la bondad de Dios, que es siempre la última palabra de la historia". (Mensaje en el avión papal, 11 mayo 2010).
CRISTO NO ESTÁ LEJOS- "Aunque de modo diferente a los Apóstoles, también nosotros tenemos una experiencia auténtica y personal de la presencia del Señor resucitado. Se supera la distancia de los siglos, y el Resucitado se ofrece vivo y operante por medio de nosotros en el hoy de la Iglesia y del mundo. Ésta es nuestra gran alegría. En el caudal vivo de la Tradición de la Iglesia, Cristo no está a dos mil años de distancia, sino que está realmente presente entre nosotros y nos da la Verdad, nos da la Luz que nos hace vivir y encontrar el camino hacia el futuro" (Misa en Lisboa, 11 mayo 2010).
UNA FE MÁS REALISTA- "La prioridad pastoral de hoy es hacer de cada hombre y mujer cristianos una presencia radiante de la perspectiva evangélica en medio del mundo, en la familia, la cultura, la economía y la política. Con frecuencia nos preocupamos afanosamente por las consecuencias sociales, culturales y políticas de la fe, dando por descontado que hay fe, lo cual, lamentablemente, es cada vez menos realista. Se ha puesto una confianza tal vez excesiva en las estructuras y en los programas eclesiales, en la distribución de poderes y funciones, pero ¿qué pasaría si la sal se volviera insípida? Para que esto no ocurra, es necesario anunciar de nuevo con vigor y alegría el acontecimiento de la muerte y resurrección de Cristo, corazón del cristianismo, el núcleo y fundamento de nuestra fe, recio soporte de nuestras certezas, viento impetuoso que disipa todo miedo e indecisión, cualquier duda y cálculo humano. La resurrección de Cristo nos asegura que ningún poder adverso podrá jamás destruir la Iglesia. Así, pues, nuestra fe tiene fundamento, pero hace falta que esta fe se haga vida en cada uno de nosotros. Por tanto, se ha de hacer un gran esfuerzo capilar para que todo cristiano se convierta en un testigo capaz de dar cuenta siempre y a todos de la esperanza que lo anima". (Misa en Lisboa, 11 mayo 2010).
MOSTRAR EL ENTUSIASMO CRISTIANO- "[Queridos jóvenes:] vivid vuestra existencia con alegría y entusiasmo, seguros de su presencia y su amistad gratuita, generosa, fiel hasta la muerte de cruz. Dad testimonio a todos de la alegría por su presencia, fuerte y suave, comenzando por vuestros coetáneos. Decidles que es hermoso ser amigo de Jesús y que vale la pena seguirlo. Mostrad con vuestro entusiasmo que, de las muchas formas de vivir que el mundo parece ofrecernos hoy – aparentemente todas del mismo nivel –, la única en la que se encuentra el verdadero sentido de la vida y, por tanto, la alegría auténtica y duradera, es siguiendo a Jesús". (Misa en Lisboa, 11 mayo 2010).
EL PRESENTE NECESITA DEL PASADO- "La Iglesia aparece como la gran defensora de una sana y elevada tradición, cuya rica aportación está al servicio de la sociedad; ésta sigue respetando y apreciando su servicio al bien común, pero se aleja de la mencionada “sabiduría” que forma parte de su patrimonio. Este “conflicto” entre la tradición y el presente se expresa en la crisis de la verdad, pero sólo ésta puede orientar y trazar el rumbo de una existencia lograda, como individuo o como pueblo. De hecho, un pueblo que deja de saber cuál es su propia verdad, acaba perdiéndose en el laberinto del tiempo y de la historia, sin valores bien definidos, sin grandes objetivos claramente enunciados" (Encuentro con el mundo de la cultura, 12 mayo 2010).
Textos tomados de opus dei.org
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