Claro que después de este patadón -estilo Jackie Chan- solamente cabía el triunfo. Y así fue. A pesar de un juez inepto. Pudo la elegancia del juego español contra la brutalidad de los naranjas.
¡Una pica en Flandes!
Y para Llorenç y sus papás, grandes festejos. Es lo que tienen las familias internacionales, siempre hay motivos para festejar.
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