sábado, 16 de julio de 2011

Un recuerdo entrañable.



14 de julio, 2011. (Romereports.com) La plaza de San Pedro, tal y como la conocemos hoy, fue diseñada por Bernini en el año 1657. Él y sus sucesores idearon las imponentes columnas, las dos bellísimas fuentes y las 162 estatuas de santos. Pero faltaba un detalle muy importante: en el centro de la Cristiandad no había ninguna imagen de la Virgen María. De ésto se dio cuenta un joven universitario en la Semana Santa de 1980. Y se lo dijo a Juan Pablo II durante una audiencia. El arquitecto Javier Cotelo recuerda perfectamente la escena.

“Santo Padre, esta plaza está incompleta: he mirado y hay tantos santos... Están ahí todos los santos y no he encontrado una imagen de la Virgen que presida la plaza. “Bene, bene, muy bien, entonces habrá que completar la plaza”, dijo el Papa”.

El estudiante estaba en Roma para participar en el UNIV, un congreso organizado por personas del Opus Dei. Por eso, contó la conversación al sucesor de San Josemaría Escrivá, Álvaro del Portillo, quien cuando supo que a Juan Pablo II le gustaría que hubiera una imagen de la Virgen en San Pedro, pidió al arquitecto Javier Cotelo que buscara el lugar más adecuado en la plaza.

“Era difícil porque la plaza estaba muy llena de estatuas y de santos y no podía ser una estatua más. Y tenía que ser un sitio singular, importante, y al mismo tiempo no podía ser una cosa rica”.

Después de muchas visitas a San Pedro y horas de trabajo, encontró una buena solución el 17 de mayo de 1980. La mejor opción era colocar un gran mosaico en uno de los edificios que hay junto a la plaza.

“El sitio está situado entre la plaza de San Pedro y el Cortile di San Damaso. Es como un chaflán de un edificio fino y esa ventana seguramente no era necesaria porque había cinco o seis en el lateral, y también hacia San Dámaso había unas cuantas...”

Estos son los bocetos del proyecto que entregó dos veces al Papa: primero en julio de 1980 y después en enero de 1981. Seis meses más tarde, supo que el taller de mosaicos del Vaticano estaba preparando esta imagen para ese lugar.

Colocaron el mosaico el 7 de diciembre de 1981 y un día después Juan Pablo II lo bendijo desde su ventana. Tres días más tarde dio las gracias por la idea a Álvaro del Portillo.

“El Papa invitó a don Álvaro dos días después a desayunar, era bastante habitual que invitase a gente a desayunar, y le habló de la imagen de la Virgen y de lo agradecido que estaba por haberla puesto. Y le regaló el cartón que se hizo para hacer el mosaico”.

Ese cartón todavía se conserva. Reproduce la imagen de la “Mater Ecclesia” y se inspira en a la imagen de María más antigua que hay dentro de la basílica de San Pedro.

En diciembre 2011 se cumplirán 30 años de su colocación. Con ella, la plaza quedó completa. Por eso, puede decirse que es también la última piedra de la plaza de San Pedro.

(Este artículo de RR, tiene un especial sabor para nosotros, porque hace apenas unos días, CVV nos lo contaba mientras nos cocinábamos sobre los sanpetrini)

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