Le debíamos a Alvarito una nota sobre el comienzo de clases. Ya tuvo que madrugar toda la semana. Hoy además cambiamos los relojes al horario de invierno.
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Pero la alegría de encontrar a la pandilla de amiguetes le ponen muy contento. Y al pastorcito mentiroso, ¿se acuerdan? (pincharacá).
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Y Obelix siempre nos da ánimos. Las matemáticas no son lo más importante, aunque el druida ponga cara de malo. Además, no nos olvidemos que el galo fortachón, recién empieza a contar después de "trois sangliers bien rôtis ".
1 comentario:
Por acá en las mismas. Se madruga a contrapelo, pero el encuentro con los amigos de tantos años vale la pena ampliamente, y en el caso del mío es el último año del último que nos queda en el colegio. ¿Quién lo hubiera dicho? crecen tan rápido....ufffff
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