Entrada triunfal en Jerusalén.
La pintura muestra, en el extremo izquierdo a los apóstoles –entre los que se identifica, por los cabellos y barba blancos, a san Pedro– siguiendo a Jesucristo, que, vestido con una simple túnica azul y descalzo, bendice con la mano derecha, mientras que, con la izquierda, toma las riendas de la burra que cabalga. Frente a él, dos hombres colocan, en señal de honor, sus ricos ropones en el suelo y una mujer junta sus manos para adorar al Señor. En segundo plano, dos niños subidos a sendos árboles y, en el fondo, otro hombre que deja su túnica en tierra y diversos personajes –entre los que se encuentran judíos– que observan y comentan el acontecimiento frente a la puerta de una ciudad amurallada. En último plano, azuleada ya por la lejanía, otra gran villa fortificada.
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