Ya saben que hay un complot, nunca confesado, por el cual de madres a hijas se transmiten recetas de repollo, coliflor, berenjenas y zapallitos para tenernos a sus hijos, hermanos o maridos bajo amenaza. Este complot se mantiene de generación en generación sin que nada hayamos podido hacer las víctimas. Lo visten conque hay que hacernos recios, las vitaminas, etc, pero nada resiste el más mínimo análisis. Es un complot feminista de la peor calaña.
La culpa es de algunos que no quiero nombrar, pero que empiezan con Mart... y también con Nan... que desde chicos establecieron que ellos engordarían solamente a panqueques con dulce de leche. Y luego pagamos justos por pecadores.
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