Doctor

Elaisa y Martín en el Mall de Pilar. La madre -¡qué onda, che!- con botella de agua en la mano. El Flaco, cada vez más porteño. ¡Lo vieran manejar! Quisiera escribir que ya se le nota un cierto aplomo galénico, pero no me atrevo a tanto, a pesar de mi audacia.

Este Mall, nos recuerda el viaje para ver al Padre en nuestras bodas de plata, y alguien que prefiero no nombrar -para no afectar su reputación- que se había olvidado la corbata. Lo salvó de que le pusiéramos una cuerda al cuello (como corbata, se entiende, malpensados!), el sentido práctico de su hermano mayor que fue y rápidamente le compró una en el supermercado.

Me dio mucha alegría ver en el living de Malala en Spontini, una foto de aquellos días inolvidables.