(Actualizamos esta historia tan emotiva, con una foto del niño y su mascota al día de hoy, durante una visita al Campo Chico)
Ya saben de Jorge. Y de su amigo del alma, Fabián. Y de su emprendimiento porcino. Es decir, que se pusieron a criar chanchos.
Facilitó la idea, que Fabián vive en una granja en el Sauce, Dpto. de Canelones, a pocos Kms. de Montevideo. Tenían allí unas porquerizas sin uso y los dos dijeron ¡manos a la obra!
Probablemente escriba más adelante un libro sobre esta triste etapa de mi vida, en la que me sentí víctima y cómplice de los desaguisados de mi hijo y su amigo.
Pero hoy les voy a contar una anécdota, especialmente divertida, para que no me la roben los asaltantes de ideas y anécdotas. ¡Qué los hay!
Resulta que la mencionada chancha, que vive todavía en el campo de la tía Mónica, entró un día en el dormitorio de Fabián, aprovechando que la puerta había quedado abierta en un descuido. Después de husmear y revolver por todas partes, se dirigió al cuarto de baño. Y como era de temer, hizo añicos el WC.
Los dueños decidieron faenarla in situ. Pudo más el llamado de la sangre (humana, que no porcina) ya que Fabián pertenece a la Tribu de Leví y Jorge a las de No Comí y decidieron aplazar la ejecución.
El peso del bicho todavía no desquitaba la inversión y menos si se tomaban en cuenta los daños del importante mobiliario perdido.
Se acercaba el cumpleaños de Fabián. Jorge decidió que el regalo tenía que estar de acuerdo con las circunstancias que pasaba el consorcio y comenzó la búsqueda de un WC nuevo por todos los cambalaches y casas de demolición de Montevideo.
No se podía ir a Metzen ni a Bosch y cía. Tomó cuidadosamente las medidas necesarias para la instalación, asesorándose con un albañil amigo y salió a regatear.
Después de idas y venidas, consultas en secreto por teléfono con los hermanos de Fabián, y diversas gestiones, logró dar con el modelo adecuado. El día antes del cumpleaños se subió con el pequeño adminículo al ómnibus y lo llevó al Sauce.
Para abreviar, les cuento que lo envolvió cuidadosamente y con un moño muy coqueto lo dejó sobre la cama del productor tan severa e injustamente perjudicado.
Cada uno de los pasos de esta historia lamentable daría para un capítulo que no estoy dispuesto a relatar. Así que sigo con el final.
Algunos días después, volviendo a casa en el viejo Renault 19, suena el celular de Jorge. Era Fabián.
“Jorge, estoy estrenando tu regalo y no quería dejar pasar este momento sin compartirlo contigo. Un fuerte abrazo.”
Es textual. Sin comentarios. Si logro que me vendan la grabación de la llamada la incorporo al post.
¡Hay Dios, cómo sufrimos los padres!
Ya saben de Jorge. Y de su amigo del alma, Fabián. Y de su emprendimiento porcino. Es decir, que se pusieron a criar chanchos.
Facilitó la idea, que Fabián vive en una granja en el Sauce, Dpto. de Canelones, a pocos Kms. de Montevideo. Tenían allí unas porquerizas sin uso y los dos dijeron ¡manos a la obra!
Probablemente escriba más adelante un libro sobre esta triste etapa de mi vida, en la que me sentí víctima y cómplice de los desaguisados de mi hijo y su amigo.
Pero hoy les voy a contar una anécdota, especialmente divertida, para que no me la roben los asaltantes de ideas y anécdotas. ¡Qué los hay!
Resulta que la mencionada chancha, que vive todavía en el campo de la tía Mónica, entró un día en el dormitorio de Fabián, aprovechando que la puerta había quedado abierta en un descuido. Después de husmear y revolver por todas partes, se dirigió al cuarto de baño. Y como era de temer, hizo añicos el WC.
Los dueños decidieron faenarla in situ. Pudo más el llamado de la sangre (humana, que no porcina) ya que Fabián pertenece a la Tribu de Leví y Jorge a las de No Comí y decidieron aplazar la ejecución.
El peso del bicho todavía no desquitaba la inversión y menos si se tomaban en cuenta los daños del importante mobiliario perdido.
Se acercaba el cumpleaños de Fabián. Jorge decidió que el regalo tenía que estar de acuerdo con las circunstancias que pasaba el consorcio y comenzó la búsqueda de un WC nuevo por todos los cambalaches y casas de demolición de Montevideo.
No se podía ir a Metzen ni a Bosch y cía. Tomó cuidadosamente las medidas necesarias para la instalación, asesorándose con un albañil amigo y salió a regatear.
Después de idas y venidas, consultas en secreto por teléfono con los hermanos de Fabián, y diversas gestiones, logró dar con el modelo adecuado. El día antes del cumpleaños se subió con el pequeño adminículo al ómnibus y lo llevó al Sauce.
Para abreviar, les cuento que lo envolvió cuidadosamente y con un moño muy coqueto lo dejó sobre la cama del productor tan severa e injustamente perjudicado.
Cada uno de los pasos de esta historia lamentable daría para un capítulo que no estoy dispuesto a relatar. Así que sigo con el final.
Algunos días después, volviendo a casa en el viejo Renault 19, suena el celular de Jorge. Era Fabián.
“Jorge, estoy estrenando tu regalo y no quería dejar pasar este momento sin compartirlo contigo. Un fuerte abrazo.”
Es textual. Sin comentarios. Si logro que me vendan la grabación de la llamada la incorporo al post.
¡Hay Dios, cómo sufrimos los padres!
8 comentarios:
Me recordó a un tío mío y su berraco, que se emborrachó con unos orujos de la vendimia (el chancho, no mi tío que demás era mi padrino, jeje). Cuando mi tío llegó a acostarse a su pieza en el campo, con acceso directo, se encontró con unos ronquidos, y, cuál no sería su sorpresa al descubrir al animal durmiendo en su cama.
Si non è vero, è ben trovato; así me lo contaron.
Muy bueno el cuento Alemamá. Hay un viejo libro sobre la vida en una comunidad americana del siglo pasado "Hoy no moriréis cerdos" acerca de las granjas y los berracos (aprendo que así se dice en Chile). Es muy bueno si lo puedes conseguir.
Juan
jajajaja, me gustó la historia... como suelo hacer, le pondré un poco más de color y será la estructura central de mi próximo círculo...
padre, no te quejes, si no tuvieras estos hijos, que aburrido, no???
De eso no tengas dudas Martincho. Ya pondré algo de los examenes.
Papá
Que testimonio! Muy buen ending. No la tenia esta historia.
Como hizo el chancho para romper el wc?
Bueno Nacho, tanto detalle puede rayar en el mal gusto. No creo que se lo haya comido. Y tampoco que supiera usarlo como corresponde. ¿Es que estás pensando en hacer una película?
Papá
jajaja, justo hace poco estuve contando en el laboratorio las peripecias del traslado de la chancha desde el Sauce a S.José... a la gente le saltaban las lágrimas de tanta risa!
¡Qué bueno Peco tenerte por estos barrios! Podés decirle a todos tus amigos físicos, que era sólo el aperitivo. Que los cuentos de Jorge dan para mucho más.
Papá
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