viernes, 19 de febrero de 2010

Cauchemar

Alvaro, con visión empresarial, comenzó una campaña de lustrar zapatos a un módico precio de $10 el par, pomada incluida. También puede oscilar el precio de acuerdo a compromisos previos, la cara del cliente y otras variables de la economía. La empresa marcha bien. Con algunos imprevistos, como por ejemplo unos zapatos de Nacho que misteriosamente cambiaron de color. El cliente no tuvo mucho sentido del humor, aunque se le explicó que la culpa era del fabricante de la pomada y que podía hacer su reclamo a la Oficina de Protección del Consumidor.

En la foto vemos parte del instrumental.. Se aprecia la calidad del mismo, puro "horse hair made in usa" , recuerdo de mi pasaje por el North Camp Dispensary hace ya unos cuantos años. Y sabemos todos, que entre militares y aunque sea en el mismísimo desierto del Sinaí, las botas lustradas como espejos son parte importante de la disciplina. Además, pienso que servirían para encandilar al enemigo, aunque vaya en contra de las artes del camuflaje. Recuerdo que mirábamos con cierta envidia a unos soldados americanos, que a fuerza de pasar un algodón embebido en betún, lograban un lustre casi de charol. Por otra parte este tema toca a una tarea muy importante para el "asistente", soldadito casi imberbe que marcha al frente de batalla con cepillo y pomada para lustrarle botas y correaje a "su" teniente entre bombazo y bombazo.

Nada mal le van las cosas a Alvarito. Fíjense la tarea que le espera cuando desarrolle el negocio como este Sr. de Corea, que trae hoy le Figaro. Parece que le gustaba robar zapatos en los hospitales. Pero muy ordenadamente como podemos ver, negros, nuevos o casi, de buena calidad. Futuro casi de "cauchemar" para Alvaro. Pero que muestra su fino olfato (sin bromas please!) para los "nichos de mercado" no explotados a fondo.

Pero sobre todo, ¡Feliz San Alvaro!

1 comentario:

Elaisa dijo...

Muy bueno el post. El País de acá sacó la misma foto, pero con un tipo que se veía que trataba de identificar su par de zapatos, robados tiempo atrás... Pobre flaco. Yo me llevaría uno mejor, más caro: derechos de la indemnización.