A propósito del interesante diálogo iniciado por Martín, me vienen recuerdos soporíferos. Mas bien de ronquidos. Me enteré el fin de semana pasado, que una vez que los Alelos estuvieron durante unos días en Millán, no podían dormir por el concierto del cuarto de enfrente. Y para que lo sepan las generaciones posteriores y quede constancia, se desarrollaban verdaderas batallas nocturnas entre los afectados y los afectantes. Empezaban por sacarse las almohadas, luego el acolchado y hasta llegaban a tirarse los colchones escaleras abajo. Si a esto agregamos a Mona, que por aquellos tiempos solía circular por la casa a horas inverosímiles, no comprendo por qué no contraté un policía (ver) para que ordenara la circulación en el hall de la claraboya (ver)
Gracias a María Inés . La foto fue tomada sin conocimiento. En el doble sentido. Aunque ya se ve que el sol estaba alto, por la ventana del Fragata!!!
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