sábado, 21 de noviembre de 2009

Tecnología y familia.

Una tarde, Eduardo nos prestó el auto y nos fuimos a Sant Cugat. Un lindo paseo para conocer un lugar cercano y ver a Graziella. El primer escollo era mi desconocimiento del lugar. Pero pudimos verificar la utilidad de gps. Es verdaderamente a prueba de tontos, y por lo tanto, aunque hice unas cuantas burradas, fue capaz de hacernos cruzar el Tibidabo y llevarnos al centro del pueblo.
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El segundo escollo fue bastante impensado. Llevábamos el número de teléfono de Graziella para ir a verla, pero resulta que no teníamos celular y allí parece que han desaparecido los teléfonos públicos. Finalmente encontré un locutorio lleno de árabes y pude hablar. Y aquí la tercera sorpresa, porque anoté en el artilugio con poca fe la dirección, y sin embargo, a los diez minutos, la voz del TomTom me dijo que había llegado a destino, y efectivamente estaba Graziella.

La cuarta sorpresa fue el regreso. Ya a esas alturas, hechos unos expertos en navegación satelital, hasta encontramos un lugar libre para estacionar a pocos metros de los Teresa y Eduardo.

2 comentarios:

AleMamá dijo...

Eres un as....¿no te aburrió la española mandona que da más órdenes que tu señora antes de un viaje? a mi me toca en alemán, y mi nieta, a la que sólo le hablan en castellano aprendió ahí a decir...¡achtung!. Muy germano, jeje

j.a.varela dijo...

Gracias Ale. Lorenzo también piensa que soy un as aunque todavía no me lo diga.