En un coche como el de la imagen, viajaron mis primos, que no son muchos y además sus padres -mis tíos- son muy cuidadosos. Así que cuando nació nuestro primer hijo, nos lo pasaron. Estaba flamante. Nadie imaginaba por ese entonces, que también pasearían por las calles de Montevideo 10 VV.VV.
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Tenía suspensión, frenos, capucha, una cubierta por si hacía demasiado frío. Además se podía poner de cara al que empujaba o al revés. La cuna funcionó muchas veces como tal, ya que se podía desprender de las ruedas. Ahora, extraño un poco no tenerlo. Se lo podría pasar a mi nieta/o. Aunque les resultaría un poco embarazoso a sus papás cruzar el Atlántico con él. Salvo que decidieran ir en él, remando, of course.
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En fin, que un coche que sirvió para pasear a 12 niños, está suficientemente amortizado. No hay que llorar. Se puede pensar en comprar otro para otra docena.
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Agrego un recuerdo de Elaisa: un niño con dos panzas, ahora gordo y antes flaco sardina, se tiraba dentro del cochecito y encima de una niñita recién nacida de bucles dorados, para aplastarla. Pagarás por esas, gordito!
2 comentarios:
Felicidades por el recibimiento del nuevo médico y por el futuro nieto o nieta!.
Ese cochecito me trae recuerdos también a mi, porque si bien no era ese modelo exacto (creo que ese es Arrue, al menos acá y yo tenía el de La Inglesina). Me lo pasó a mi una señora del Centro, que habían pasado por él 3 nietos, el último un trasto total, así que con Inés dejamos de contar en usarlo, no podrá llegar a la docena. Estaba muy bueno porque sí que se usaba como cuna, Inés durmió ahí los 1eros meses, era como dormir en la casa rodante, jaja.
Saludos,
Cecilia I.
Gracias por tus cometarios Ceci. Y Felices Pascuas!
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