La foto viene a cuento por varias cosas. Es de una chocolatería de Lille. Las había fantásticas. Y muy antiguas, conservadas como museos. Una preciosidad. Cuando estuvimos para el casamiento de Malala, todavía estaban decoradas por Pascua. Y estaba bien, porque mientras dure el Tiempo Pascual, valen los chocolates.
Pero además por el recuerdo -que ya les comenté alguna vez- de la desbandada de los los lunes después del Domingo de Pascua en el colegio. Y de los que asistían, no pasaba la media mañana sin que Raquel tuviera que llamar a la mamá del niño, al que le salía chocolate hasta por las orejas!
No hay comentarios:
Publicar un comentario