Los salvapantallas son un recordatorio formidable de las personas y cosas que en cada momento nos importan. Ayudan a recordar acontecimientos, personas, circunstancias. Personalmente los cambio con frecuencia. Actúan como verdaderos despertadores de los ojos y del corazón.
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De más estaría recordarles, que Lorenzo ocupa un lugar privilegiado. Esta foto es la que tengo puesta en estos días. Pero debo advertirles que el color de sus ojos es un defecto de la cámara, según me lo afirmó la mamá. Salvo que le hayan puesto lentes de contacto. Porque hace quince días eran azules. Doy fe yo también.
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Y el abrigo, me recuerda también los pisos interminables del Corte Inglés. ¿Por qué no ponen un sitio con unos sillones para sufridos esposos / padres / abuelos, donde leer el diario, tomar un café, fumar un cigarrillo? Debe ser para fortalecer nuestra proverbial reciedumbre y abnegación.
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Aunque se me ocurre que puede haber un dejo de piedad por parte del comerciante (¿?). Conocedor de nuestra triste condición de consortes / pagadores / acompañantes / cargadores de bolsos, no permiten que nos sentemos para que de esta manera, presionemos a nuestras mujeres y así, salgan más rápido y compren menos. Es un consuelo.
2 comentarios:
Los papá se lo comen a besos jeje :) y el saquito regalo de Elaisa le queda muy monono :)
Cariños a los tres.
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