Como era el día del padre, tuvimos lindas y siempre esperadas visitas. Vino Pelay y adivinen... nos hizo garrapiñada! En la estufa y con un parrillín nuevo. Así que todo muy telúrico. Por su cara se ve que la cosa estuvo divertida.
Además, observemos el pequeño detalle del lamentable destino que tuvo la cuchara. No hay nada de que llorar, of course. Es un mensaje para sus hermanos varones, para que consideren con atención quién manda en esta tribu.
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4 comentarios:
¡Qué bestia!
Nacho: mirá que le cuento y capaz que toma represalias con vos.
papá
pa vo, que buenas las garrapiñadas...
aunque esa olla, y una cuchara de madera, me hacen acordar a una película... daniel el travieso! que la llave se caía en la olla de porotos, y bueno, el chorro se tenía que comer toda la olla... con la esperables consecuencias!jajajja
se acuerdan?
slds
m
Qué desagradable Martincho, qué desagradable! Y metiéndote con la finolis de tu hermanita! Ya vas a cobrar cuando vengas.
p.
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