Hablando de "galácticos" y como hace tiempo que no poníamos autos, "voilà" un Ford Galaxy 500 del 59. Era el prototipo del colachata. Sin montante, lleno de cromados, inmenso, fulgurante, ruedas con banda blanca lateral, un interior que parecía un casino de Las Vegas (no de las famosísimas hermanitas Vega, de notable y ejemplar trayectoria entre nosotros). Era el sueño del pibe de comienzos de los 60. Así que admirando esta nave espacial de la Ford, se entiende mejor el artículo del equipo de Alvaro. Creo que con el material de uno de los paragolpes de este auto magnífico, hoy se hacen varios autos pequeños. Y con aquel Ford, en el incidente de Soca y Pouey de hace dos días, al auto que se le atravesó a Eduardo en medio de la tormenta, lo estarían transformando en lata de sardinas.
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