domingo, 13 de julio de 2008

Día del padre

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Como era el día del padre, tuvimos lindas y siempre esperadas visitas. Vino Pelay y adivinen... nos hizo garrapiñada! En la estufa y con un parrillín nuevo. Así que todo muy telúrico. Por su cara se ve que la cosa estuvo divertida.

También hay que decir que desde su regreso nos lo debía. Si pinchan acá, verán de lo que hablamos.

Además, observemos el pequeño detalle del lamentable destino que tuvo la cuchara. No hay nada de que llorar, of course. Es un mensaje para sus hermanos varones, para que consideren con atención quién manda en esta tribu.
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4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué bestia!

j.a.varela dijo...

Nacho: mirá que le cuento y capaz que toma represalias con vos.

papá

martin dijo...

pa vo, que buenas las garrapiñadas...

aunque esa olla, y una cuchara de madera, me hacen acordar a una película... daniel el travieso! que la llave se caía en la olla de porotos, y bueno, el chorro se tenía que comer toda la olla... con la esperables consecuencias!jajajja
se acuerdan?

slds
m

j.a.varela dijo...

Qué desagradable Martincho, qué desagradable! Y metiéndote con la finolis de tu hermanita! Ya vas a cobrar cuando vengas.

p.