¿Qué padre, que se precie de tal, no le ha contado a sus hijos las aventuras de Toro Sentado y su entrañable amistad en años jóvenes? En esta familia las aventuras fueron famosas. Claro que los mayores miraban a los menores con cara de compasión cuando empezaba el relato. Una maestra de Alvarito llegó a pensar que podría haber algo de cierto. ¡Pues claro que si, incrédulos! ¡A las pruebas me remito!.
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