.
El platillo lo usaron primero Mona y Giorgio, luego sus hijos, entre los que nos encontramos, y luego los hijos de sus hijos. Para el último, el casamiento de Teresa y Eduardo, mandamos a restaurar su baño de plata que ya tenía varias manchitas.
.
No es un "amuleto de la buena suerte". Es un testimonio más, de que en aquel día y por diferentes generaciones, los que nos casamos tuvimos muy pero muy claro que era un paso importante y para siempre. Que las alianzas que allí llevaba algún niño de la familia, representaban la fuerza del vínculo matrimonial que íbamos a sellar con nuestro consentimiento matrimonial. Grabado en duro metal, para que el paso de los años no lo borrara.
.
Tradición de familia, por otra parte, para que de generación en generación, sintamos todos el santo orgullo de los matrimonios fieles. Tesoro familiar mayor que un patrimonio, un linaje o una historia. Pero sobretodo, legado invaluable para las generaciones siguientes.
1 comentario:
muchas felicidades a los dos! a seguir encomendando por la unidad de tantos matrimonios de por acá y del mundo
slds
m
Publicar un comentario