A la niña sólo le falta la escoba. Nimbus 2000, para ser generosos. Mientras saborea su champagne, le comenta a su víctima con voz meliflua y venenosa:
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-Tio querido, ¿te diste cuenta que tenés el pantalón de un traje y el saco de otro?
-Uyyy! Lo peor es que no puedo arreglar el lío. Lo demás quedó en Montevideo.
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Era una espina que tenía clavada en mi orgullo. Pero he decidido comunicarla a nuestros lectores. Por cuaresma, digamos. Para reirnos un poco. Para acordarnos de Lille. Para decirle a mi sobrina tan observadora, que mejor se saque los lentes de contacto, que no los necesita ni ella ni yo.
2 comentarios:
Qué malo eres...¡no puede ser! si ella te hace un favor al notarlo, jeje
Te he mandado un correo "sigiloso" ojalá hagamos algo
Hummmm !
juan
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