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"Soy un hombre de suerte. Y la suerte hay que compartirla. Fui uno de los 3.000 afortunados periodistas de todo el mundo que vieron cómo se desarrolló la visita de Juan Pablo II a Cuba, en enero de 1998. Aquí está todo lo que le pasó a alguien que estuvo allí, cuando Cuba era una fiesta que ni Hemingway ni nadie pudieron nunca soñar."
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