Peluquerías.

"En mi condición de sociólogo he llegado a la conclusión de que es muy difícil que una mujer mal peinada pueda ser feliz" afirma José Luis Olaizola en su columna de la revista Telva de Noviembre 2008.

La frase la tomé de nuestra amiga Benita, quién la puso en el encabezamiento de la columna lateral de su blog estupendo.

Me viene a la memoria el caso famoso de un malogrado ladrón, profesión de alto riesgo como se verá. Tuvo la mala idea este señor, de intentar desvalijar de cosas superfluas a una señora -tarea en sí misma loable- mediante el no tan loable procedimiento de un robo, pero con la mala suerte para el caco, de elegir una hora inoportuna.

La tal señora estaba en plena sesión de belleza. La peluquera-maquilladora-restauradora, le había aplicado un baño de crema color verde y de la cofia salían mechones de diferentes colores. Recordando que le faltaba algún mejunje y mientras otros hacían sus efectos mágicos, salió la peluquera a la farmacia de la esquina a comprar lo que faltaba.

En ese momento, entró el ladrón y se puso a revisar armarios detrás de "las cosas superfluas". La dueña de casa al darse cuenta de lo que pasaba, se escondió dentro de un ropero, calladita y temblorosa. Cuando el pobre hombre abrió la puerta y vió esa especie de marciano verde, con mechones de pelo, en bata y aullando desaforadamente mientras quería arañarlo, murió de un infarto masivo.

Q.E.P.D.

(*) Rapunzel es la doncella de largas trenzas, que dejaba deslizar por la ventana de la torre donde la bruja malvada la tenía encerrada, para que subiera su amado. Como le gustaría decir a J.L.Olaizola, dudo de la doncellez de la tal doncella en tales circunstancias.