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Recuerdo que unas vísperas de 14 de setiembre, se sentía desde el dormitorio un estruendo inexplicable. Martín, que charlaba conmigo, ante mi insistencia en bajar a ver que pasaba, se precipitó y santo remedio. Luego supe que le aplicó un fraternal correctivo a Carlos, que le daba ferozmente a una batería -traída a escondidas de lo de Pelay- con la que preparaban el show para el día siguiente.
También recuerdo que durante una visita familiar al Cudes (Bs.As.), a Jorge le vino una especie de ataque al ver una. Creo que hasta pensó en ser numerario (baterista) para también aporrearla con ferocidad en el auditorio.
Mención de honor a Federico Rabaquino , amigo de Peco, quien le regaló a María Inés un palillo que exhibe con orgullo.
Me pregunto: ¿ya no se usa una suave guitarra criolla?
¡O tempora, o mores!
P.S. El uso reiterado del adjetivo feroz es a propósito.
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