jueves, 1 de julio de 2010

Encargos

Jorge encontró ayer esta tarjeta, revolviendo un cajón del mueble de la Virgen. Es una lista de encargos de cuando los grandes eran chicos y cuando los chicos no existían. En agosto del 87 Carlos tenía dos años y poco. Se ve que éramos unos padres audaces porque le encargamos de traer el azucarero. ¡Al gordo!, que siempre tiraba algo al piso o sobre la mesa con un mantel recién puesto o encima de la camisa del colegio a la hora del desayuno (en general Lactolate, y luego la temida ballerina por el morro, agua en abundancia y si era necesario una plancha bastante caliente "in place").

La nave espacial que tenía que guardar Nacho era un juguete muy apreciado. El operativo imagino que incluiría a otros Play Móbil que estuvieran por allí. Algo debe tener que ver con su conocida vocación de astronauta, por ahora en lista de espera en la Nasa.

Me gusta también el encargo para Martín de guardar chupetes. Era todo un tema. Siempre comprándolos y siempre perdiéndolos. Y cuando un bebe tenía hambre o estaba un poco fastidioso nunca aparecían.

Nos gustó mucho que Jorge encontrara esta tarjeta amarillenta. De puño y letra, cuando todavía escribía, que hoy hasta las recetas médicas son a computadora y no se hubiera salvado esta lista . Pero además con agradecimiento a los que nos enseñaron los primeros cursos de Orientación Familiar.

Hoy al mediodía, mientras mirábamos la tarjeta, se discutió entre los que estábamos, si los más chicos también habían tenido las suyas. Que sí, que no, que sobre todo el más chico nada de nada... Pienso que es verdad, no ha habido listas para los más chicos. Lo cual no quiere decir que no haya habido encargos. Y que no los hayan cumplido.

Y también es cierto que para los más chicos, también ayudaron los más grandes. Con el ejemplo, con palabras y en algún caso, cuando hizo falta, con algún incentivo y pocas sutilezas.

Gracias chicos y grandes!

5 comentarios:

Eduardo dijo...

lo de los encargos no se habrá abolido al nacer un pequeño enano negro? siempre hubo preferencias...

j.a.varela dijo...

Es posible que por parte de los padrinos haya pasado algo de esto. No por parte de los padres, claro está. Y menos por parte del padre, sumamente severo y por demás exigente con el niño.

nachov dijo...

Qué lindo hallazgo! Me gusta el encargo de Eduardo: que la pasta de dientes esté siempre cerrada. Genial!

martin dijo...

paaaa que demás!!! nunca me percaté qeu tuviera un encargo escrito y publicado solemnemente en una tarjeta! debe ser que no lo habré cumplido mucho...
obviamente habría que agarrar una tarjeta grande como una cartulina para los encargos de ese niño, y así lograr (en una de esas...) enderezar a ese chico, que se desliza por una senda inclinada... (y ya sabemos donde termina esa senda!!)
además edu no te hagas el bambi y empezá a ponerle algún encargo al llorenc, que sino lo vas a echar a perder... ya tiene edad para poner la mesa, por lo menos
bss
m
pd: felicitaciones por la nueva cara del blog

j.a.varela dijo...

Querido Nacho: muy oportuno y mesurado tu comentario.

Querido Martín: muy inoportuno y desubicado tu feo comentario.

Salvo en lo que se refiere al nuevo look del blog.