domingo, 6 de febrero de 2011

Juan Pablo II

Edith Zirer, casada hoy y con 2 hijos, que vive en Haifa, en una colina del Monte Carmelo, quiso estar con el Papa (59 años después de lo ocurrido) en su histórico viaje a Tierra Santa para darle personalmente las gracias justamente en el Memorial del Holocausto Yad Vashem. Fue un día inolvidable para ella y para toda la población judía, así como una lección universal de humanidad.
 
Edith Zirer narra el episodio como si hubiera sucedido ayer. Era una fría mañana de primeros de febrero de 1945. La pequeña judía, que todavía no era consciente de ser el único miembro de su familia que sobrevivió a la masacre nazi, se dejó llevar en los brazos de un sacerdote de 25 años, alto, fuerte, que sin pedirle nada, simplemente le dio un rayo de esperanza. 

Hoy aquel sacerdote, según ella, es el obispo de Roma. Edith quería agradecer finalmente aquel gesto. «Sólo un pequeño gracias en polaco por aquello que hizo, por la manera en que lo hizo, para decirle que nunca me olvidé de él», dice desde su hermosa casa ubicada en las colinas del Carmelo, en la periferia de Haifa. 





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2 comentarios:

Rincon de la Esperanza dijo...

Me gusta mucho leer las historia de esa gente que sobrevivió aquel Holocausto..hay historias realmente bellas como ésta donde se nota las manos de Dios... Gracias por esta entrada
Abrazos

j.a.varela dijo...

Muchas gracias a nuestra visitante del Paraguay.